Opinión / La geopolítica de los chips

En los últimos meses la tensión muncial ha aumentado debido a su escasez, debido a la creciente demanda de computadoras, consolas y otros dispositivos tecnológicos, producto de la pandemia, el teletrabajo y millones de alumnos haciendo la escuela en sus hogares.

13 JUL 2021 - 9:28 | Actualizado

Por Gabriel Sánchez Zinny / Especial para Jornada

Quién hubiese pensado que la producción de ‘chips’ generaría tanta tensión en el mundo. Para quien no tenga el dato, los chips semiconductores no solo se utilizan en la producción de computadoras y videojuegos, actualmente se incluyen en la fabricación de automóviles, teléfonos inteligentes, tabletas, equipo médico, electrodomésticos y material bélico.

En primer lugar, es una industria de enorme valor que genera muchísimos empleos, ingresos, ganancias e impuestos para los gobiernos. Y más aún, como son el principal insumo de las industrias tecnológicas, tienden a generar un poderoso ecosistema de economías de conocimiento. Son además de enorme sensibilidad para armamentos y defensa nacionales, ya que la mayoría de las armas están computarizadas, y por lo tanto usan ‘chips’. Todas razones que hacen de la producción de ‘chips’ una industria estratégica para los principales países del mundo.

En los últimos meses la tensión ha aumentado debido a la escasez de los ‘chips'. Esto se debe a varios factores, entre ellos la creciente demanda de computadoras, consolas y otros dispositivos tecnológicos, producto de la pandemia, el teletrabajo y millones de alumnos haciendo la escuela en sus hogares. A esto, se debe sumar las interrupciones en las cadenas de valor globales y la diferencia con la enorme demanda que está generando la reactivación económica. La industria automotriz ha sido una de las principales afectadas, teniendo que reducir la producción frente a esta demanda acelerada de autos, producto de que los países en desarrollo están saliendo del aislamiento producido por el COVID.

El actual gobierno norteamericano confirma su valor estratégico al aprobar recientemente en el Senado la legislación ‘Competitiveness Act’, donde se considera la inversión de $52 mil millones de dólares en promover la producción local de semiconductores. Asimismo, el gobierno alemán ha puesto presión a Taiwán para que las empresas allí ubicadas aceleren la producción para las compañías de autos germanas, que han tenido que reducir personal ya que sin ‘chips’ no pueden finalizar la producción de sus autos. Audi, por ejemplo, ha tenido que reducir su oferta en Estados Unidos por la falta de estos y ha tenido que suspender 10 mil trabajadores en el mes de mayo.

China también los ha incluido en su estrategia de desarrollo nacional y Europa quiere lograr producir un 20% de la oferta global, dentro de la estrategia industrial que ha presentado con una inversión de más de 150 mil millones de dólares. El debate sobre el nearshoring que se ha recrudecido durante la pandemia, pone a los semiconductores como uno de los principales productos que los países buscan producir nacionalmente y así no depender de las cadenas de valor globales.

La mayoría de los ‘chips’ del mundo se producen en Taiwán, principalmente por una empresa llamada Taiwan Semiconductor Manufacturing Co (TSMC), una de las 15 compañías más valiosas del mundo con un valor de mercado de más de $500 mil millones de dólares y que tiene sus ‘chips’ en todos los Iphones e infinidad de computadoras personales y automóviles. Esto también genera enorme preocupación, principalmente en Estados Unidos, por el aumento de conflictividad entre China y Taiwán, ambos compradores de TSMC. Por esto, Estados Unidos está impulsando a que TSMC instale más ‘fabs’ (plantas de fabricación de semiconductores) en territorio norteamericano, aunque los ‘chips’ sean de origen taiwanés.

Sin embargo, Estados Unidos sigue siendo líder en el mundo en cuanto al diseño de los ‘chips’ y en el registro de patentes, con también una amplia producción en manos de enormes empresas como Intel, Nvidia y Qualcomm. Pero solo suman el 12% de la producción de dichos ‘chips’, comparado con un casi 40% en 1990, de acuerdo a la consultora Boston Consulting Group.

En estas épocas de crecientes nacionalismo y expansión del Estado, es probable que los países más ricos piensen que la mejor forma de incrementar la producción local de chips sean los subsidios estatales, pero la evolución de las principales compañías, sus patentes y participación de mercado muestra que fue la innovación, la productividad y las exportaciones en un mundo global las que realmente les dieron la ventaja comparativa.

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13 JUL 2021 - 9:28

Por Gabriel Sánchez Zinny / Especial para Jornada

Quién hubiese pensado que la producción de ‘chips’ generaría tanta tensión en el mundo. Para quien no tenga el dato, los chips semiconductores no solo se utilizan en la producción de computadoras y videojuegos, actualmente se incluyen en la fabricación de automóviles, teléfonos inteligentes, tabletas, equipo médico, electrodomésticos y material bélico.

En primer lugar, es una industria de enorme valor que genera muchísimos empleos, ingresos, ganancias e impuestos para los gobiernos. Y más aún, como son el principal insumo de las industrias tecnológicas, tienden a generar un poderoso ecosistema de economías de conocimiento. Son además de enorme sensibilidad para armamentos y defensa nacionales, ya que la mayoría de las armas están computarizadas, y por lo tanto usan ‘chips’. Todas razones que hacen de la producción de ‘chips’ una industria estratégica para los principales países del mundo.

En los últimos meses la tensión ha aumentado debido a la escasez de los ‘chips'. Esto se debe a varios factores, entre ellos la creciente demanda de computadoras, consolas y otros dispositivos tecnológicos, producto de la pandemia, el teletrabajo y millones de alumnos haciendo la escuela en sus hogares. A esto, se debe sumar las interrupciones en las cadenas de valor globales y la diferencia con la enorme demanda que está generando la reactivación económica. La industria automotriz ha sido una de las principales afectadas, teniendo que reducir la producción frente a esta demanda acelerada de autos, producto de que los países en desarrollo están saliendo del aislamiento producido por el COVID.

El actual gobierno norteamericano confirma su valor estratégico al aprobar recientemente en el Senado la legislación ‘Competitiveness Act’, donde se considera la inversión de $52 mil millones de dólares en promover la producción local de semiconductores. Asimismo, el gobierno alemán ha puesto presión a Taiwán para que las empresas allí ubicadas aceleren la producción para las compañías de autos germanas, que han tenido que reducir personal ya que sin ‘chips’ no pueden finalizar la producción de sus autos. Audi, por ejemplo, ha tenido que reducir su oferta en Estados Unidos por la falta de estos y ha tenido que suspender 10 mil trabajadores en el mes de mayo.

China también los ha incluido en su estrategia de desarrollo nacional y Europa quiere lograr producir un 20% de la oferta global, dentro de la estrategia industrial que ha presentado con una inversión de más de 150 mil millones de dólares. El debate sobre el nearshoring que se ha recrudecido durante la pandemia, pone a los semiconductores como uno de los principales productos que los países buscan producir nacionalmente y así no depender de las cadenas de valor globales.

La mayoría de los ‘chips’ del mundo se producen en Taiwán, principalmente por una empresa llamada Taiwan Semiconductor Manufacturing Co (TSMC), una de las 15 compañías más valiosas del mundo con un valor de mercado de más de $500 mil millones de dólares y que tiene sus ‘chips’ en todos los Iphones e infinidad de computadoras personales y automóviles. Esto también genera enorme preocupación, principalmente en Estados Unidos, por el aumento de conflictividad entre China y Taiwán, ambos compradores de TSMC. Por esto, Estados Unidos está impulsando a que TSMC instale más ‘fabs’ (plantas de fabricación de semiconductores) en territorio norteamericano, aunque los ‘chips’ sean de origen taiwanés.

Sin embargo, Estados Unidos sigue siendo líder en el mundo en cuanto al diseño de los ‘chips’ y en el registro de patentes, con también una amplia producción en manos de enormes empresas como Intel, Nvidia y Qualcomm. Pero solo suman el 12% de la producción de dichos ‘chips’, comparado con un casi 40% en 1990, de acuerdo a la consultora Boston Consulting Group.

En estas épocas de crecientes nacionalismo y expansión del Estado, es probable que los países más ricos piensen que la mejor forma de incrementar la producción local de chips sean los subsidios estatales, pero la evolución de las principales compañías, sus patentes y participación de mercado muestra que fue la innovación, la productividad y las exportaciones en un mundo global las que realmente les dieron la ventaja comparativa.


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